Ley electoral
Es indiscutible que sin partidos no puede haber vida política, pero la fuerza de estos no puede, ni debe, limitar ni mediatizar la voluntad de los electores.
La razón de esta circunstancia se debe a ley electoral vigente en nuestro país, en virtud de la cual el elector no vota al elegido sino que vota una lista cerrada que ha sido elaborada previamente por un partido político, en función de sus propios intereses. Una ley electoral cuyas características fueron justificadas después de la larga dictadura por las circunstancias singulares de una democracia incipiente y por el poco rodaje del nuevo régimen, pero que ya hace tiempo que ha quedado obsoleta.
Los regímenes democráticos consolidados (EE.UU., Francia, Reino Unido…) hace siglos que encontraron la solución a esta situación absurda y anacrónica: la circunscripción única. Un sistema donde los electores eligen a un único candidato en cada distrito y donde éste está obligado a rendir cuentas a un colectivo pequeño de votantes, los de su circunscripción.
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