Las políticas económicas erráticas tienen consecuencias

Durante muchos años los distintos gobiernos que han regido los destinos de España han considerado que la industria no merecía el interés de las políticas económicas del país y ahora, inmersos en la peor crisis económica que se recuerda por estos lares, estamos pagando las consecuencias.

La apuesta firme por el sector inmobiliario, motivada en gran parte por las ganancias rápidas que proporcionaba el sector, se ha manifestado con el tiempo como un grave error de cálculo y un lastre que arrastrará la economía española durante mucho tiempo.

Una equivocación semejante a la que supondría poner todos los huevos en el cesto del turismo, un sector muy sensible a los cambios y cuyo comportamiento, por la sobre explotación descontrolada a la que ha sido sometido, es arriesgado e insuficiente como motor de cambio de nuestro país.